Alguna vez han enviado una encomienda, es decir un paquete con diversos artículos para un familiar, un amigo o una persona querida que vive lejos de ti, tal vez en otra provincia o país, yo lo he hecho solo dos veces en mi vida, preparo mi paquete con bastante anticipación, intentando que los artículos contenidos en el paquete vayan lo mejor protegidos posible y no escatimo con la cinta para embalar de tal manera que ni Houdini pueda abrirlo, lo rotulo lo mejor posible y acto seguido lo dejo en una agencia local para que se encarguen del envío al lugar indicado, dejando de lado los inconvenientes que puedan provocar el llevar el paquete a la agencia, como el tener que ir semi apretado en un transporte publico, comprenderan que un paquete de medianas dimensiones disminuyen en gran medida el mediano confort del transporte publico, ( esto fue una ironía por si no se dieron cuenta ), ya que cuido que mi paquete no se vaya a maltratar como una madre cuida a un hijo recién nacido, también podría mencionar la incomodidad resultante de que la gente me vea como si cargara una bomba lo cual me recuerda que quizás debería afeitarme mas seguido para que así no me confundan con un taliban lo cual creo que hacen mientras llevo mi paquete, por eso esas caras de horror cuando me ven con mi paquete o los pisotones que me propinan en el transcurso de mi travesía hasta la agencia, pero como dije, todos estos inconvenientes pasan a un segundo plano cuando me imagino la cara de sorpresa de la persona que recibirá mi modesta encomienda, el solo pensar que esta persona pueda esbozar una sonrisa o dar aunque sea un gesto de aprobación produce en mi algo muy parecido a la felicidad, hasta pronto.
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