jueves, 19 de abril de 2012

UNA HISTORIA DIVERTIDA


Navegando en la web encontré esta historia que me pareció muy divertida así que la quiero compartir con ustedes.

El paquete que no era

Un amigo mío, muy machote él, se fue de viaje y sabiendo que su novia necesitaba unos lentes para la vista y, encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas, entró en una óptica.
Después de ver unas cuantas, se decidió y le compró unas. La Vendedora se las envolvió y pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger la caja con los lentes, cogió otra muy parecida que había al lado y que contenía unos calzones que, seguramente, alguna clienta de las que había en la óptica se acababa de comprar. Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a una oficina de correos y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete y se quedó extrañada del contenido, así que leyó la carta que decía:

"Querida Martha:

Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de ver en cuando.
Espero también haber acertado en el modelo. La vendedora me dijo que era la última moda y me enseñó las suyas, que eran iguales. Entonces, yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las probé allí mismo. No sabes como se rió la vendedora, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mi, que sabes que tengo unos rasgos muy alargados.
Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo pudiera ver el efecto que hacían. Las vi estupendas, me decidí y las compré.
Póntelas y enséñalas a tus padres, a tus hermanos y en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ningunas. Póntelas para ir a la calle y todo el mundo va a notar que las tienes.
Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar marcas cuando te las quites. Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos. En fin, para que te voy a decir nada más, estoy deseando vértelas puestas.
Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte.

Un beso... Manuel".

No les pareció muy gracioso, hasta pronto.


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